II Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala (Américas)

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Declaración de las organizaciones sociales andinas dentro del marco del Foro Social de las Américas realizado en Quito entre el 26 y el 29 de julio de 2004

El 18 de mayo Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia como observadora, comenzaron la negociación de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que ya se encuentra en su tercera ronda de las ocho programadas. Este TLC tendrá una parte común normativa y textos diferentes por productos y sectores para cada país El propósito de los gobiernos es suscribir en nueve meses un acuerdo que tendrá un grave impacto sobre el conjunto de nuestras naciones.

Se pretende, a cambio de acceder con unos cuantos productos básicos o de escasa elaboración al mercado norteamericano, aceptar todos los condicionamientos normativos estadounidenses de tal forma que se den garantías a los inversionistas más que a los ciudadanos y las naciones; se proteja la propiedad intelectual de los productos de las multinacionales; se privaticen todos los servicios públicos, incluyendo áreas sociales tan vitales como salud y educación; se desnacionalicen sectores como telecomunicaciones, financiero, energía entre muchos otros y se adopte en forma irreversible y supraconstitucional todo el recetario neoliberal cuya aplicación durante los últimos años ha traído grandes calamidades a nuestros pueblos.

Como resultado de este tratado nuestro agro se especializará en sólo en ciertos productos tropicales, perdiendo la ya menguada soberanía alimentaria. Se abandonará cualquier esfuerzo industrializador; se eliminará la capacidad del Estado de emprender políticas de desarrollo; se deteriorará el medio ambiente; se pauperizará la población; se disminuirán los salarios y desmejorarán las condiciones laborales; se relegará aun más nuestras poblaciones indígenas y afrodescendientes y el peso de estas calamidades recaerá con particular crudeza sobre las mujeres.

El tratado está siendo negociado a marchas forzadas, en secreto, sin diagnósticos ni estudios sobre sus impactos, sin consultar a quienes serán afectados y con una fuerte y arrogante presión estadounidense. Los gobiernos andinos, con excepción del venezolano, se esfuerzan por hacer cada día más concesiones unilaterales y adaptar las legislaciones nacionales, aun antes de que se firme el tratado a las exigencias norteamericanas, hasta el punto en que esto se ha vuelto una obsesión en la que no les importa preservar ni siquiera muchos de los frágiles acuerdos de <?xml:namespace prefix = st1 ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" />la Comunidad Andina que establecen normas y criterios que son considerados inaceptables por el gobierno norteamericano como el Sistema Andino de Bandas de Precios o las normas andinas de propiedad intelectual que no incorporan el patentamiento de organismos vivos.

Aunque desde hace varios años han tratado de adaptar la Comunidad Andina a las corrientes neoliberales, a Estados Unidos no le interesa sino la recolonización y la dependencia total. Como lo aplicó en Chile que fue excluido desde los anos setentas por Pinochet, del antiguo Pacto Andino. En la reciente reunión de Quito, donde prácticamente declaran extinguidos los acuerdos andinos, propusieron en lugar de una verdadera solidaridad basada en el beneficio recíproco, la defensa del bienestar de la población y el fortalecimiento del mercado interno, únicas bases posibles de una verdadera cooperación subregional y latinoamericana, acuerdos en materia de infraestructura y recomendaron al hacer tratados con terceros, tener en cuenta las “sensibilidades” de cada país, con lo cual el Arancel externo común cuya adopción quedó aplazada para el año entrante queda en la práctica eliminado.

De hecho, el TLC andino, como lo demuestra el curso de las negociaciones, lo que impone es la competencia, la rivalidad y una carrera para determinar quien hace más concesiones. La negociación sobre la liberación agrícola e industrial la hace cada país por separado y en los sueños de los mandatarios está ante todo llegar primero y ojalá solos al tan ansiado mercado norteamericano a costa de cerrar y estrechar aun más el mercado interno y sacrificar la producción nacional. El gobierno venezolano que ha alertado sobre los peligros de este proceso y se mantiene dignamente al margen es al tiempo que criticado, invitado a sumarse a la celada. El gobierno de Bolivia quiere ingresar como negociador pleno en la cuarta ronda de negociaciones de septiembre.

Para Estados Unidos el tratado es un propósito bipartidista y la estructura de los acuerdos, establecidos por el demócrata Clinton, se mantienen y aunque la derrota de Bush implicaría sepultar la más bárbara y arrogante posición, el candidato demócrata ha anunciado en esencia la continuación de la misma orientación.

Los pueblos andinos hemos enfrentado con decisión estas políticas: las movilizaciones del 15 de abril en Ecuador y Colombia, las manifestaciones del 18 de mayo en Colombia y las del 14 de julio en Perú, la permanente efervescencia del pueblo boliviano y la creciente oposición venezolana a la injerencia norteamericana en sus asuntos internos expresan esta decisión de lucha. Las reuniones sectoriales y las reuniones de coordinación andina realizadas en Lima, Quito, La Habana y Bogotá simbolizan así mismo un propósito unitario.

Hacemos un llamado a las organizaciones populares de la región a que mantengamos e incrementemos la coordinación de las luchas y actuemos en forma efectiva para impedir que este tratado se suscriba. Solo la unidad de los pueblos, la independencia de los gobiernos y la más amplia alianza nacional contra ellos podrá dar al traste esta política de anexión que puede condenar, si no lo impedimos, a nuestros países a la ruina por generaciones.

Las organizaciones sociales que hemos asumido la defensa del pueblo y nuestras naciones contra este tratado, entendemos que es necesaria una estrategia consistente, coordinada y que involucre los más amplios y diversos sectores sociales para derrotar este tratado que es una pieza fundamental en la estrategia del ALCA. Con este espíritu proponemos este plan de acción inmediato.

  • Fortalecer y ampliar la coordinación andina de organizaciones sociales para impedir que el tratado se suscriba.
  • Intensificar y multiplicar las campanas educativas y de divulgación para llegar a nuevos sectores sociales.
  • Realizar jornadas de movilización entre el 13 y el 17 de septiembre, fecha en que se realizará la siguiente ronda de negociaciones en Estados Unidos
  • Invitar a una nueva reunión de coordinación andina en Bolivia con motivo de la realización allí del encuentro Boliviano contra el ALCA y el TLC
  • Vincularse y participar en una gran movilización americana que ha sido convocada por los pueblos indígenas y las organizaciones campesinas el 12 de octubre.
  • Realizar una masiva jornada de protesta entre el 23 y 26 de octubre con motivo de la ronda de negociaciones que se realizará en Quito.
  • Encargar a los compañeros de Bolivia de coordinar las actividades regionales hasta el próximo encuentro.

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